El Banco Interamericano de Desarrollo le advirtió a los
gobiernos latinoamericanos que los impuestos directos reducen la capacidad de
ahorro de sus habitantes y unidos a la baja capacidad de recaudo, reducen
también los recursos que recibe el Estado.
El multilateral señaló que los
gobiernos de América Latina y el Caribe deben disminuir la tasa de
tributación de las empresas, mejorar su capacidad de recaudo, disminuir los
impuestos directos y aumentar los indirectos, para evitar la reducción de los
ahorros de sus habitantes y obtener los recursos suficientes para
mantener su gestión.
De acuerdo con los cálculos
del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), las tasas de
ahorro nacional en la región son inferiores al 20% del Producto Interno Bruto
(PIB), inferior también a los registros de Asia emergente y los países
desarrollados.
Para el BID, los gobiernos no
tienen en cuenta el impacto de los impuestos sobre los ahorros de sus
ciudadanos, pese a que evalúan “la cantidad de ingresos que puede recaudar el
gravamen y si podría afectar a ciertos sectores de la economía más que
a otros”.
De acuerdo con un estudio del mismo
BID, los ahorros corporativos son la mayor fuente de ahorro de las economías
nacionales en todo el mundo. Sin embargo, mientras la tasa promedio de
impuestos para las empresas en Asia emergente es de 21% y en las economías
avanzadas es de 24%, en América Latina el promedio es de 26% y su recaudo es inferior al registrado en Asia.
La causa es una “débil tarea
de recaudación”, unida a otros impuestos y la informalidad y evasión de
las empresas que prefieren operar sin registro o regulación, para evitar las
altas cargas fiscales.
“Como resultado se obtiene lo peor de
ambos mundos: bajos ingresos gubernamentales por un lado y bajo nivel de ahorro
por el otro”, advierte el Banco Interamericano.
Para contrarrestar esta situación y
aumentar el recaudo, el multilateral propone disminuir los impuestos
directos a los ingresos al mismo ritmo
que se aumenta la base impositiva al reducir la evasión fiscal y las exenciones
a impuestos.
Como medida adicional, el BID
sugiere aumentar los impuestos indirectos al consumo y defendió la idea
al señalar que si bien se advierte que este tipo de tributos representan una
mayor parte de los ingresos de las familias de estratos bajos que de aquellas
de estratos altos, le otorgan al gobierno más recursos para invertir en
programas de alimentación, salud y seguridad social para esas mismas familias.
Por último el multilateral advirtió
que la región necesita “comenzar a pensar más en esa relación
entre ahorro e impuestos” ante la baja tasa de ahorro nacional,
inferior al 20% del PIB, y los desafíos que vienen del resto del mundo.
Uno de esos retos es mantener
la inversión extranjera directa para formación de empresas, ante el anuncio del
presidente de Estados Unidos de buscar reducir los impuestos corporativos del
actual 35% hasta 20% y la posibilidad para aquellas firmas que deseen repatriar
sus ganancias desde otros países a Estados Unidos sin gravámenes adicionales, lo
que reduciría los ingresos e inversiones en la región y los aumentaría en dicho
país.
En Colombia, por ejemplo, la
recién aprobada reforma tributaria disminuye la tasa impositiva de
las empresas en forma gradual hasta el 2019, año en que la tasa se estabilizará
en 32%, lo que sería un estímulo a la inversión empresarial y la
creación de empleo en el país.
Sin embargo, no se logró
ampliar la base tributaria de personas naturales, ni disminuir el tope mínimo
desde el cual los colombianos deben empezar a declarar renta, pese a
que ello no significaba que los nuevos declarantes tuvieran que pagar el
impuesto.
(Dinero).
(Dinero).